
Hoy nos toca despedir a un gran venezolano, un hombre cuya vida estuvo marcada por el compromiso, la honestidad y el incansable trabajo en favor de su país. Bayardo Ramírez Monagas no solo fue un abogado destacado, sino también un intelectual, un poeta y un servidor público ejemplar cuya influencia perdurará en la historia de Venezuela.
Bayardo dedicó su carrera a la lucha contra el crimen organizado, la prevención del consumo de drogas y la creación de marcos legales que han sido fundamentales para la justicia y la seguridad en nuestro país. Su trabajo en la reforma de la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas en 1993, así como su participación en la redacción de la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, son solo algunas muestras de su legado. Fue un pionero en la penalización de la legitimación de capitales, asegurando que Venezuela cumpliera con compromisos internacionales en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción.
Cuando nos tocó presidir, con rango de ministro de Estado, la Comisión Nacional Contra el Uso Indebido de las Drogas (CONACUID 1996-1998), Bayardo fue un gran colaborador que con el mayor desprendimiento aportó sus amplios conocimientos lo cual nos permitió crear las redes de prevención contra la legitimación de capitales, término que por cierto, fue propuesto originalmente por Bayardo en sustitución de la expresión lavado de dinero y así quedó consagrado en la Constitución de 1999.
Posteriormente, Bayardo también apoyó con entusiasmo y compromiso la labor de prevención contra la delincuencia organizada trasnacional que impulsamos desde la Fundación EnCambio y desde el sitio web Cuentas Claras Digital.
Además de su incansable labor en el Derecho, Bayardo encontró refugio en la literatura y la poesía. Sus versos reflejan la sensibilidad de un hombre que, a pesar de enfrentarse a los retos más oscuros del crimen y la corrupción, nunca perdió la esperanza ni el amor por la belleza del arte y la cultura popular. En sus escritos, encontramos la voz de un pensador comprometido con la justicia y la dignidad humana, un hombre que nunca se doblegó ante las adversidades.
Su legado también se extiende al ámbito académico, habiendo compartido su conocimiento en universidades de Venezuela y el mundo, formando generaciones de juristas y especialistas en la lucha contra la delincuencia organizada. Su trabajo trascendió fronteras, colaborando con organismos internacionales como la ONU y la OEA, siempre con el objetivo de construir sociedades más justas y seguras.
Más allá de sus logros profesionales, quienes tuvimos la fortuna de conocer a Bayardo sabemos que su mayor legado es su ejemplo de integridad, dedicación y amor por Venezuela. Su partida deja un vacío imposible de llenar, pero su influencia seguirá viva en cada una de las leyes que ayudó a crear, en cada uno de los estudiantes que inspiró y en cada uno de los amigos que tuvieron el privilegio de compartir con él.
A su familia, especialmente a su esposa Rosa Virginia y a su hijo Bayardo, enviamos nuestras más profundas condolencias. Bayardo Ramírez Monagas fue un profesional ejemplar, un extraordinario ser humano y por encima de todo, un gran venezolano. Su memoria permanecerá con nosotros para siempre.
Descansa en paz, Bayardo. Tu legado seguirá iluminando el camino de quienes creemos en la justicia y en una Venezuela mejor.