Hace años, recién terminada su gestión como primer gobernador electo del Estado Aragua, entramos a una panadería de Maracay para tertuliar un rato. Con algo de sorpresa y un poco acelerado, un niño agarra por la camisa a Carlos y con visible emoción insistía en preguntarle:
-¿Señor, usted era Tablante?.
Textual.
-Claro hijo, yo soy Tablante. Le hizo un cariño y lo invitó a nuestra mesa.
Satisfecho, el chamo salió corriendo y fue recibido por su familia que desde el carro divisaba todo. Muy alegres nos saludaron con la V de la Victoria.
Ese es el mejor trofeo que le pueden dar a un servidor publico después de una gestión. Digo yo.
Corría el año 1996 y Tablante había quedado sin chamba fija; aunque la verdad le conozco, desde el siglo pasado y siempre lo he visto activado.
Lo conocí en el Parque La Maracaya o Parque San José de Maracay. Andábamos por los 12 años o un poco más; era una tarde soleada y jugaban basketball; lo mío era la natación, y mientras esperaba el pitazo del entrenador, pedí jugar con ellos. Cuando terminaron, el flaco desgarbado me lanzó el balón:» vamos a jugar 21″. Me dijo.Es un juego donde se encesta parado.
Fue un acto en solidaridad conmigo, los chamos no me habían dejado entrar por mi tamaño. ¡Habrase visto!
Desde entonces hemos sido amigos, en las malas y en las buenas; unas coincidiendo y otras discutiendo. No solo de temas políticos. Todos saben que no soy amigo ni cuñado alejado en la tercera fila.
Los que han estado a su lado coinciden en líneas generales que Carlos es un tipo tolerante,emprendedor, inteligente, prudente, solidario, con un humor fino y un gran capital: su esposa Margarita, su madre Virginia, toda su familia y amigos de la vida. La lista es larga; detractores unos cuantos. ¿Qué político no los tiene?
Para los amigos, es hoy la presente carta.
No dije que es un tipo perfecto, que conste.Él menos que nadie desea lisonjas…ni le hacen falta.
Dije que en el año 1996 había quedado sin chamba fija, esa es una cosa, y otra es que haya quedado paralizado; su vital trayectoria lo desmiente.
No fue casualidad que un amigo común, un peso completo de la vida, de esos mal hablado que no le reconocía nada a nadie. Le respetaba y calificaba como la » máquina hilandera».
En Maracay todos hemos sido textileros, directa o indirecta, por lo mismo, sabemos la velocidad y eficacia de esas máquinas.
Al poco tiempo el presidente Rafael Caldera, en base a su largo currículum parlamentario y como exgobernador, lo tomó en cuenta y le juramentó como Ministro de Estado, presidente de la comisión contra el uso indebido de las drogas ( CONACUID). Siguió con chamba en 1998, en esa elección quedó electo primer Senador en las planchas del MAS Aragua. Luego en 1999 fue electo Constituyente; después en la mega elección del 2000 diputado para ese periodo. Los archivos del antiguo Congreso de la República y de la Asamblea Constituyente, como los de la nueva AN hablan bien de su importante gestión.
También es copiosa su investigación publicada en varios libros en materia de descentralización, lavado de capitales, reorganización del Poder Judicial, derechos humanos y denuncias bien fundamentadas tanto en la etapa democrática como en la era chavista-madurista. Ello le ha costado un exilio no deseado.
Hoy día, desde España mantiene un ritmo de trabajo incansable, solo interrumpido por la Pandemia. Después de 3 meses ingresado grave a una UCI, fue trasladado a un piso de recuperación. Salió repotenciado; el personal médico y paramédicos lo despidió con aplausos; fue un triunfo de la ciencia, de las maravillas que hace la salud pública de España, la fe y apoyo de su familia, y la capacidad de resiliencia que siempre le acompaña.
La nota que ustedes leen, es contra su voluntad, la hago porque hoy cumple 70 ruedas bien llevadas y como la memoria es frágil o andamos distraídos, o también por aquello que nos digamos las cosas en vivo, es que consigno estás cuitas dignas de ser repetidas.
-Señor, era usted Tablante?
-Claro hijo…
-Y uno dice: es…, seguirá siendo y habrá Tablante para ratos.
Feliz cumpleaños querido cuñado y amigo.