Discurso de Ysrrael Camero, como representante de la Plataforma Unitaria Democrática, en la concentración «Por la verdad» de los venezolanos en Madrid, realizada el 17 de agosto de 2024.
El día de hoy millones de venezolanos nos desplegamos por centenares de ciudades del mundo para iluminar una certeza, para ratificar una verdad: la voluntad democrática por el cambio se expresó en las elecciones presidenciales del 28 de julio.
¡Gloria al bravo pueblo de Venezuela que, en las condiciones más hostiles, se expresó con votos y ahora se expresa en las calles, ratificando la victoria de Edmundo González Urrutia!
Ha sido una victoria que ha unido a los venezolanos de todas las clases sociales, de todas las regiones. La voluntad de cambio se abrió paso con la herramienta más noble de los venezolanos: su voto.
He aquí la importancia que tiene nuestra decisión de persistir en la ruta electoral, incluso en condiciones hostiles, es colocar en manos del ciudadano el control de su destino.
El voto es la herramienta política más igualitaria que nos hemos dado, eso la hace particularmente poderosa: al votar, constituidos en Nación, nos expresamos por el cambio en paz.
Esta derrota Maduro no se lo esperaba. Ante esto tomaron la peor decisión posible. Escogieron el arrebato, ejecutar el más brutal robo a la soberanía popular, un fraude masivo contra el pueblo venezolano. Un zarpazo.
Este zarpazo generó una legítima indignación popular. La movilización cívica empezó a desatarse por cada uno de los rincones de Venezuela, desde los sectores populares, los barrios, hasta las urbanizaciones de clase media, los ciudadanos salieron a defender sus derechos, sus votos, exigiendo que se reconociera el triunfo contundente de Edmundo González Urrutia.
La respuesta del gobierno fue hundirse en el error, recrudecer la represión y la persecución contra la ciudadanía. Miles de detenidos de manera arbitraria, cientos de presos políticos nuevos, 26 personas asesinadas.
Ayer mismo secuestraron al secretario de organización de AD Piero Maroun. Anteriormente se habían llevado a Williams Dávila, a Américo de Grazia, a Freddy Superlano, a María Oropeza, aún sigue preso Ángel Aristimuño, Pericles.
Vaya nuestra solidaridad para con todos los compañeros y compañeras perseguidos en Venezuela, para los dirigentes de Vente refugiados en la Embajada argentina, hoy protegida por Brasil, para con los dirigentes, militantes y miles de ciudadanos represaliados por el régimen despótico, para con todos nuestros presos políticos, los que antes ya estaban en las mazmorras, los que hoy se han sumado a esta tenebrosa lista.
Recordamos que hoy siguen secuestrados por el régimen Rocío San Miguel, Dignorah Hernández, Henry Alviarez, Roland Carreño, entre muchos otros.
Pero este bravo pueblo venezolano le ha hecho frente al vil despotismo una y otra vez. A lo largo de nuestra historia después de cada arremetida se vuelve a levantar. Así se ha construido históricamente nuestra cultura política democrática, somos herederos de aquellos que lucharon contra Juan Vicente Gómez y contra Marcos Pérez Jiménez, de aquellos que pusieron su esfuerzo en construir colectivamente nuestra democracia. Acá y allá se expresa nuestra cultura democrática, y será nuestra acción cívica, solidaria, generosa, pacífica la que le otorgue aún más nobleza a nuestra lucha, que no debe ser manchada con ninguna expresión de violencia.
El problema actual de Venezuela no puede leerse como un conflicto entre izquierdas y derechas, sino como una lucha entre democracia y dictadura. Acá se ha perseguido a partidos y organizaciones de todo el espectro político, desde Vente y Voluntad Popular hasta el Partido Comunista, pasando por Primero Justicia y Acción Democrática los partidos han sido judicializados y secuestrados. En Venezuela se persigue también a las organizaciones de la sociedad civil, recordemos que ha sido aprobada una ley que las pone al borde de la desaparición.
Sabemos bien que Venezuela no está sola. Y la solidaridad que hemos recibido en esta hospitalaria tierra española es transversal. Agradecemos el apoyo de los partidos políticos democráticos españoles, del Partido Popular, del Partido Nacionalista Vasco, así como del Partido Socialista Obrero Español, quienes nos han brindado un gran apoyo, no solo en España sino en diversos foros globales, como la Internacional Socialista, que se han pronunciado a favor de la democracia en Venezuela.
Es que en el mundo se ha venido configurando una importante confluencia internacional exigiendo que el CNE haga su trabajo: que publique las actas de todas y cada una de las mesas.
Acá debemos agradecer públicamente al Presidente Pedro Sánchez y al ministro José Manuel Albares, por impulsar esta exigencia, por el apoyo que le han brindado a la causa de la democracia venezolana. En Europa la convergencia es evidente y creciente. En días previos emitieron un Comunicado conjunto los gobiernos de España, Francia, Portugal, Italia y Polonia con la misma exigencia: ¡muestren las actas!
La Unión Europea, a través de su Alto Comisionado, Josep Borrell, exigiendo la vigencia de los DDHH y la publicación de las actas ha sido enfática.
De ambos lados del Atlántico los países democráticos del mundo van convergiendo. En América debemos prestar atención. Desde Canadá hasta Argentina las democracias de la región convergen. Agradecemos siempre al Presidente de Chile, Gabriel Boric, por su posición clara contra el despotismo y la tiranía. Se nos han sumado en esta exigencia los Presidentes Gustavo Petro de Colombia y Lula Da Silva de Brasil.
La Organización de Estados Americanos también respaldó por consenso una resolución exigiendo transparencia en el resultado electoral.
Ayer, en la toma de posesión del Presidente Abinader en República Dominicana se emitió un nuevo Comunicado conjunto, donde 22 países, entre los cuales también se encuentra España, mostraron su rechazo a la represión y a la violación de los Derechos Humanos que ejecuta Maduro y su grupo contra los venezolanos, volviendo a exigir la publicación de las actas y la verificación de los resultados por un árbitro independiente.
Acá no podemos sino mostrar nuestro agradecimiento al generoso pueblo español. Estamos hermanados todos aquellos que vivimos convencidos de que la lucha por la democracia, por los derechos y las libertades, contra el despotismo y las tiranías es una lucha global.
Sabíamos todos que las elecciones del 28 de julio nos colocaban en una encrucijada. En un contexto autoritario estas elecciones podían conducir a uno de 3 destinos posibles.
El primero ha sido descartado por los ciudadanos, que nos hemos negado mayoritariamente a mantener el presente estado de cosas en Venezuela.
Pero, si Maduro hubiera sido más inteligente, aceptar la derrota electoral habría abierto una compleja vía para caminar juntos hacia un régimen democrático, con Edmundo González Urrutia como Presidente.
Acá nos enfrentamos hoy a la amenaza de una tercera opción, que no es sino la agudización despótica, que llevaría a Venezuela a un escenario como el que sufre la Nicaragua de Ortega, con el beneplácito de ese brutal régimen opresivo que tiraniza a Cuba con Diaz Canel. Esa es la amenaza a la que nos enfrentamos.
Sabemos bien, y sabe la comunidad internacional, que si el despotismo se consolida en Venezuela, millones de nuestros compatriotas huirán de la miseria y de la opresión para buscar un futuro en otras naciones. Aquellos que queremos volver a caminar en una Venezuela libre no queremos esto.
¿Qué nos toca ser y hacer? Primero, ser testimonio y campana que resuena, para que no se pierda la vista todo lo que está sufriendo nuestra gente en Venezuela, y también todo lo que está luchando. La movilización es global, es solidaria, es una lucha colectiva que compromete a varias generaciones.
Segundo, nos toca ser cautelosos, prudentes y generosos, la presión en las calles y en los foros internacionales impulsa conversaciones y diálogos para que nuestro camino colectivo hacia la democracia sea posible.
Debemos tener cabeza fría y ser hospitalarios y reflexivos. Debemos valorar las iniciativas de cualquier actor que nos apoye y proponga vías de resolución que nos acerquen a la democracia.
Ningún gobierno, ni siquiera el más brutal, se sostiene exclusivamente en la fuerza. Requiere de alguna base social de sustentación, y el gobierno de Maduro la ha perdido. Ya nadie le cree, ni dentro ni fuera del país.
Paciencia activa, esperanza despierta, nos encontramos en el capítulo final de esta trágica experiencia despótica, pero en los procesos históricos y políticos no hay resoluciones milagrosas ni instantáneas.
Persistir en la movilización pacífica, ser testimonio vivo, denunciar la violación de los Derechos Humanos, en un compromiso colectivo con la ruta hacia la democracia, a la que debemos llegar juntos todos.
¡Gloria al Bravo Pueblo venezolano!
¡Adelante compañeros!