No puedo dejar de reiterar lo que ya sabemos: el colapso que sufre Venezuela. El retroceso ha sido total y en todos los órdenes.
La oposición intentó acordar una solución por la vía política, pacífica y electoral en las reuniones de República Dominicana pero Maduro, con un ventajismo brutal y con una ambición de poder sin límites, continúa provocando el caos.
Nuestras exigencias fueron y son: la ayuda humanitaria de alimentos y medicinas, la liberación de todos los presos políticos, la habilitación de los partidos y líderes opositores, la restitución de las competencias de la AN y sobre todo, los cambios necesarios en el CNE para tener las garantías mínimas de unas elecciones presidenciales democráticas.
La respuesta del régimen madurista ha sido negar toda ayuda humanitaria, ilegalizar más partidos e inhabilitar y apresar a más líderes, y la convocatoria unilateral de unas elecciones sin garantías, para el mes de abril.
Frente a este nuevo atropello, debemos crear de manera urgente un frente amplio con los partidos y los actores políticos y sociales que organice protestas pacíficas en todo el territorio nacional, para exigir la suspensión de la elección presidencial fraudulenta fijada para dentro de treinta días. Demostrar que estamos unidos, no solo en las necesarias deliberaciones y declaraciones, sino también en las acciones.
Evitando caer en falsos dilemas, las opciones que tenemos por delante son claras: O enfrentamos el fraude con el apoyo de la comunidad internacional y evitamos que esa elección ilegal se realice, o participamos con un candidato de consenso que sea capaz de convertir el descontento de la mayoría en una verdadera rebelión de votos que saque a Maduro de Miraflores.
Como se puede constatar, los temas que se discuten en las direcciones políticas de los partidos y entre los distintos actores sociales, son complejos y requieren de un gran esfuerzo de reflexión para no repetir errores, encandilados una vez más por el voluntarismo y la inmediatez.
Los demócratas no podemos permitir el cierre de la vía electoral como pretende la dictadura. Es urgente la movilización de un gran frente de unidad nacional en defensa de la democracia y la Constitución, por unas verdaderas elecciones.
Para ello es indispensable realizar un esfuerzo unitario supremo que movilice a toda la sociedad, incluyendo a una parte del chavismo que también sufre las calamidades de la dictadura del hambre y la corrupción. Y debemos hacerlo con un liderazgo unitario y un mensaje de esperanza y cambio.