Héctor Rodríguez y su esposa Anita han sido dos de los grandes amigos que he tenido en la vida.
La última vez que compartí con ellos fueron mis invitados a un monólogo que organicé con el primer actor Gustavo Rodríguez (QEPD); «NOSOTROS QUE NOS QUISIMOS TANTO». Recuerdo que lo montamos en un bar, y fue para donar lo recaudado a una amiga de Gustavo que estaba enferma.
Héctor ha sido un tipo genial, culto y jodedor a tiempo completo.
Lo conocí en mi escuela primaria de El Piñonal, porque los viernes él iba en una bicicleta a darnos clase de religión, y luego me lo reencontré en el Liceo José Luis Ramos. Allí conoció él a su Anita, un ser bellísimo por dentro y por fuera.
Todos estaban enamorados de ella, pero fue ese «enano» feo quien se la levantó a punta de «muela»… y estuvieron unidos por siempre, hasta que la muerte los separó.
Como director del grupo de teatro del liceo JLR obtuvo varios éxitos, pero el más importante de ellos fue a mediados de los años 70 (cuando ya nos habíamos graduado); el grupo de Héctor gana el Premio Regional de Teatro y obtiene el derecho de representarnos en la muestra del famoso FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO con su obra CARRO SACRAMENTAL, una pieza disruptiva y amena protagonizada por alumnos del liceo.
Me llamaba todos los 25 de enero, pues cumplimos año en esa fecha.
– Feliz año acuariano, me decía con su voz ronca tipo Cabrujas.
No le hacía fo a la política, y durante muchos años fue dirigente cultural del MAS, llegando a estar en cargos directivos dentro del partido del puñito. A él le debo una joda o «chalequeo» que todavía no me he podido quitar, cuando me bautizó como: «El cuñao de Aragua». Creo que una venganza de muchachos de barrio, porque en el liceo le decíamos “El profesor Fifí.”
Anita y Héctor fueron ricos; lo único que les faltó fue dinero, en todo lo demás han sido extraordinarios.
Anita se le adelantó en el viaje, y seguramente estará esperando a su esposo, quien, me comentan en un grupo de mi promoción de bachillerato, está bastante mal con Alzheimer, en el hospital.
Miro a todos lados y se están despidiendo tantos amigos…
Sé que la muerte es inevitable, y que los amigos y todos tendremos que irnos en un momento dado. Pero antes del viaje, podemos recordar los tiempos en que fuimos amables, y fuimos amados.
Así que antes de que se vaya de este plano, quiero recordar con cariño y respeto a este gran amigo, hombre de teatro, de la política, hombre de familia, hombre integral: Héctor Rodríguez.