Un contundente llamado de atención sobre la delincuencia organizada hacen Carlos Tablante y Marcos Tarre con su libro «Estado Delincuente», a través del cual presentan sorprendentes casos y cifras sobre corrupción, impunidad, tráficos de armas y de droga, legitimación de capital y de otros hechos ilícitos, donde aseguran están vinculados funcionarios del Gobierno.
«La delincuencia organizada se ha infiltrado en el sistema financiero, en el Poder Judicial, en el Ministerio Público, en las policías, en el sistema penitenciario y hasta ha llegado incluso a reformar leyes en la Asamblea Nacional», sostienen los autores.
Tablante, ex gobernador de Aragua (1989-1996) y ex parlamentario; y Tarre, analista del problema de la criminalidad y la violencia, han investigado cómo este problema afecta a la población, con el propósito de que asuma un diálogo nacional en defensa de la vida y por la paz, sin distingos de ideologías ni de colores partidistas.
Durante este «Desayuno en la Redacción» se tuvo la oportunidad de conocer parte del contenido del libro, de boca de sus autores, quienes asistieron en compañía de su editor, Sergio Dahbar, periodista y escritor. Por esta casa editora estuvieron presentes su presidente, Ricardo José Degwitz; el director del periódico, Laurentzi Odriozola Echegaray; y Margarita Jiménez Márquez, miembro de la junta directiva.
Igualmente las periodistas Vanessa Carreño, María Beatriz Henríquez, el reportero gráfico Jacinto Oliveros y Julio Castillo, analista político y columnista de este diario; y Silmari Rivas Rubin, quien suscribe estas líneas.
«La hegemonía de la revolución se ha convertido en la hegemonía de la corrupción», afirmó Tablante, al subrayar que este libro contiene una recopilación de numerosos casos y además indica quiénes son y dónde están los llamados boliburgueses y bolichicos: «Pseudo-empresarios asociados a cómplices necesarios en las altas esferas del Gobierno, que a través de ese vínculo han establecido un saqueo del patrimonio público», explicó.
El escritor afirmó que las redes de la corrupción se han hecho tan poderosas en Venezuela, extendiéndose a lo largo y ancho del país, como un efecto viral, que para relacionarse con el Estado parece muy difícil evitar mezclarse con lo ilícito. Esto -indicó- ha producido una nueva casta, la de boliburgueses y bolichicos.
Citó, como ejemplo, el negocio petrolero: Ahí vemos cómo el superministro Rafael Ramírez, ahora convertido en el vicepresidente del área económica, está rodeado de familiares que exhiben unos signos grotescos de riqueza.
«Esa información está en el libro y si de parte del Gobierno quieren que estos asuntos se discutan de manera visible en los medios de comunicación, en esta recopilación están; además, la Fiscalía General de la República y los organismos policiales y de inteligencia también la tienen».
Añadió que se relata cómo opera un negocio financiero en Pdvsa, donde toda una estructura de empresas financieras presta dinero en bolívares y lo cobra en dólares a un tipo de cambio distinto al oficial.
Asimismo, Tablante mencionó casos que -según sus investigaciones- demuestran cómo reina la impunidad en el país. Se refirió a lo sucedido en la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval), con las 36 mil toneladas de alimentos que se descompusieron porque fueron adquiridos con fecha cercana de vencimiento y además hubo fallas en su almacenamiento, pero los responsables están en libertad y se encuentran en Bariven, que es una filial de Pdvsa.
Igualmente es impunidad -agregó- lo ocurrido recientemente en el sector eléctrico: La compra de equipos a través de una asignación directa y con sobreprecio por un monto estimado entre 350 y 403,7 millones de dólares. «Hay una denuncia planteada en la Fiscalía que no termina de investigarse, una serie de empresas señaladas, los equipos no han entrado en funcionamiento y el país sigue soportando un mal servicio, con interrupciones y apagones a cada rato. Este caso debe también investigarse».
Actividades ilícitas en empresas básicas de Guayana
Del mismo modo, Tablante se refirió a una serie de actividades ilícitas sobre las industrias básicas de Guayana, denunciadas por el diputado a la Asamblea Nacional Andrés Velásquez y por el periodista Damián Prat, en cuanto a la minería ilegal, los cupos de hierro y aluminio, los negocios con empresas transnacionales y otras irregularidades. «Hay dos detenidos, uno de Ferrominera y un empresario importante de la localidad relacionado con el gobierno regional».
No obstante -señaló-, sobre este asunto deben investigarse todas las ramificaciones, para que no ocurra lo mismo que pasó con Luis Velásquez, conocido como el Rey de la Cabilla, que resultó detenido durante un operativo de inteligencia, pero ya está en libertad.
Otro de los señalados en el libro es Alejandro Andrade, quien fue tesorero general de la república durante cinco años, presidente de Bandes y de Banfoandes. «Una persona muy cercana a las altas esferas del Gobierno y que se mueve con absoluta impunidad, incluso con protección del mismo Gobierno, a pesar de que utilizaba los recursos que estaban bajo su administración para entregárselos a una serie de pseudo-empresarios para que hicieran un conjunto de operaciones financieras provechosas para él». Andrade -indicó Tablante- le hizo un grave daño al país.
A propósito, advirtió que en la Tesorería Nacional, que siempre de manera sospechosa ha estado en manos de militares, hay irregularidades en la manipulación de las finanzas públicas que le hacen un gran daño a país y -por lo tanto- deben ser investigadas.
«Esas irregularidades dieron lugar a una crisis financiera en los años 2009, 2010 y 2011, nosotros las relatamos ahí. Sin embargo, los involucrados en esos hechos, entre ellos un hermano del ministro del sector eléctrico, Arné Chacón, y el señor Ricardo Fernández Barreto, están en libertad y se habla de que podrían devolverles sus propiedades, incluso, indemnizarlos».
Compradores de medios, empresas aseguradoras y bancos
Tablante también se refirió al caso de la teniente Claudia Díaz, quien fue enfermera del presidente Chávez y luego directora de la Oficina del Tesoro. Ella -según el investigador-, junto a su esposo, el capitán Adrián Hernández, quien era jefe de seguridad de «Huguito», hijo del fallecido mandatario, exhiben signos de riqueza y están vinculados a un grupo que anda de shopping, comprando medios de comunicación, compañías de seguro y bancos. «Han sido acusados por el ex magistrado Luis Velásquez Alvaray de pertenecer a un grupo de extorsión y terrorismo judicial, pero ahora son empresarios. ¡Eso es lo que tiene el Gobierno que investigar!».
Sobre la impunidad, Tablante se pregunta por qué el Gobierno no ha investigado sobre importaciones ficticias de productos, bienes y servicios por parte de empresas de maletín, de boliburgueses, por un monto de 20 mil millones de dólares, según lo reconoció públicamente hace seis meses el ministro de Planificación, Jorge Giordani. «La corrupción solamente ha estado invisible para quienes han tenido el poder de administrar las instituciones encargadas de velar y ser garantes del patrimonio público», sostiene.
De igual modo, en el libro se plantea la necesidad de investigar casos como los de Rafael Isea, ex gobernador del estado Aragua; Walid Makled y Sitme, además de los mencionados anteriormente.
«Hemos llegado a la conclusión de que estamos enfrente de un Estado delincuente. No se trata de un Estado paralelo o de un Estado dentro de otro Estado, sino del Estado y sus instituciones», manifestó. Por ejemplo -continuó- en el Poder Judicial, el 80% de los jueces son provisionales, el 15% titulares y 5% suspendidos, esperando destitución. ¿Cómo se puede enfrentar la corrupción con un Poder Judicial así? ¡Con un Poder Judicial Corrupto no podemos!
«El Poder Judicial, el Ministerio Público y las policías están enquistadas y penetradas por la delincuencia organizada. Ahí se judicializa a los pobres, a los que no tienen cómo pagar una sentencia, pues ahí se cobra por todo. Necesitamos jueces que sean capaces, idóneos, de ser garantes del estado de derecho, con autonomía, independencia, conocimiento, formación».
Relación delincuencia organizada e inseguridad ciudadana
Entre tanto, el especialista en criminalidad Marcos Tarre subrayó que producto de la investigación se presentan cifras y hallazgos negativos y sorprendentes: Entre el 34,4 y 55,1% de los homicidios que se comenten en el país se relacionan directa e indirectamente con la delincuencia organizada.
En ese sentido, sostuvo que la delincuencia organizada asesina a más personas en Venezuela que en México, al tomarse en cuenta el índice poblacional.
Explicó que si bien se recogieron casos de corrupción de los últimos 15 años, en el texto también se plantea cómo la ecuación corrupción-impunidad-delincuencia organizada se traduce en homicidio-violencia-criminalidad. «Esto sería una explicación del fenómeno Venezuela, que en poco tiempo se ha convertido en el país más peligroso de Suramérica».
Refirió que en el caso de la seguridad se hace todavía más evidente la corrupción, bajo diferentes formas, algunas directas y otras indirectas. «Lo que ha pasado con las cárceles es un ejemplo perfecto de cómo la corrupción genera delincuencia organizada (…) A finales de los 90 se empiezan a introducir armas de fuego porque algunos funcionarios corruptos se ganan una plata con eso», citó.
Recordó que hace unos años en las cárceles se perdía el dinero de la comida de los presos, había ciertos niveles de violencia que se manifestaban con chopos y chuzos fabricados por los mismos presos. Ahora -siguió-, todo ese tráfico originado por corrupción genera unos esquemas, que son los que controlan todo lo que sucede en esos centros y produce mucho dinero.
«Ésta es una modalidad de delincuencia organizada que no teníamos antes, evidencia cómo la corrupción puede generar delincuencia organizada», comentó.
En el texto se analiza la llamada delincuencia organizada tradicional, donde el tráfico de drogas se considera el «lomito», debido a que produce más dinero. También están robo y hurto de vehículos, secuestro, contrabando, comercio ilícito; es decir, una serie de áreas delictivas que en los últimos 15 años ha aumentado, de acuerdo con cifras y estadísticas oficiales.
Tarre detalló que el secuestro es el delito que más ha aumentado en el país, mientras que los homicidios se incrementan en 20% anualmente. «Ahí en el libro hacemos un ensayo de qué cantidad de homicidios pueden atribuírsele a la delincuencia organizada, hablamos sobre las causas de los homicidios, bien sea por enfrentamiento entre bandas, resistencia a la autoridad, balas perdidas, resistencia al atraco; y manejamos hipótesis en base a la lista de casos conocidos del Cicpc y cuántos pueden relacionarse con delincuencia organizada».
Militares implicados en el tráfico de cocaína
Por otra parte, afirmó que en Venezuela las organizaciones traficantes de droga tienen facilidades que no consiguen en otro lado para sacar su mercancía, especialmente hacia Europa, de allí que el país sea utilizado como puente en materia de narcotráfico. «Las autoridades dicen casi con orgullo que Venezuela es solo puente en materia de tráfico de cocaína, pero habría que preguntarse por qué lo escogen como vía».
Al respecto, el especialista acotó que los esquemas indican que aquí no hay carteles, sino operaciones con muchos militares implicados: «Una estructura más en red y no de jerarquía piramidal perfectamente definida e instituida, lo que la hace un poco más difícil de detectar y perseguir».
Agregó que los traficantes no les pagan a sus cómplices con dinero, sino con parte de la misma mercancía y esa persona tiene que ubicarla en el mercado local; esto, entonces, da pie a los enfrentamientos con los mercados locales de drogas, así como a los ajustes de cuentas, al sicariato y a una cantidad de violencia, donde generalmente son jóvenes los que terminan implicados.
Dijo que Venezuela es una especie de caja negra a nivel internacional porque no hay cifras ni se sabe muy bien lo que aquí ocurre, aunque ya comienza a sonar y aparecer en informes internacionales. En un informe de la ONU del año 2010 se dice que desde este país sale el 52% de la cocaína que llega a Europa.
Tarre acotó que así como esta relación corrupción-criminalidad, también hay corrupción-desabastecimiento, corrupción-inflación; o sea, en todo ese dinero que no llega donde debería llegar.
«Aquí está al desnudo todo lo que ocurre en Venezuela»
El periodista y escritor Sergio Dahbar, editor de la publicación, sugiere que la publicación sea de uso y aprovechamiento para perseguir y enjuiciar a los implicados en los casos de corrupción a los que se refiere.
«Se trata de un libro que está bien investigado, lleno de información y de denuncias muy importantes, que muestran cómo en este momento en Venezuela hay una gente robando a la sombra del Estado, con el apoyo del Estado y con la mirada distraída de quienes deberían investigar».
Indicó que si el presidente Maduro quiere realmente enfrentar el tema de la corrupción, podría apoyarse en este libro: «Aquí está al desnudo lo que ocurre actualmente en Venezuela».
Dahbar narró que los primeros 5 mil ejemplares «desaparecieron» de una manera misteriosa. Al parecer, fueron comprados por uno de los implicados, quien luego los habría destruido con el propósito de que el público no pudiera acceder a ellos. Quizá -siguió- habría pensado que con la escasez de papel, no se podían imprimir más; pero, afortunadamente, se lograron sacar 10 mil en una segunda edición, que ya están disponibles en librerías del país.
Supuestamente existe la amenaza de una medida cautelar al prohibir su distribución. «Al Poder Judicial, que es observado de una manera muy crítica en el libro, no le costaría nada firmar la medida, lo que pasa es que no es fácil ponerla en práctica», comentó el periodista.
El editor estima que éste sea el libro del año, debido a la polémica que ha generado, además por la situación del país, donde la corrupción se convirtió en un virus. «Una maleta en Sofía con 407 mil euros, el señor Isea, las maletas con droga a Francia. En fin, este libro está relacionado con todos los casos que están en este instante saliendo a luz pública en cuanto a corrupción».
«La rebelión de los votos»
Ante esta delicada situación del país, los tres invitados al Desayuno en la Redacción coincidieron en que la salida es por vía democrática; de allí que, plantearon la rebelión de los votos para las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre como punto de partida.
«La gente puede castigar con sus votos a la ineficiencia, a la corrupción, al mal gobierno, al derroche, al desabastecimiento y todo lo que estamos padeciendo», dijo Tablante.
Tarre acotó que el camino democrático es la salida, aunque no sea para nada fácil y requiera de mucho esfuerzo y paciencia. Considera que la actitud pasiva por parte de la oposición, a veces criticada, tiene que ver en no caer en la trampa de la violencia ni hacerle el juego al actual Gobierno.
Para finalizar, Dahbar recordó que «las cosas caen por su propio peso»; por lo tanto -aseveró- este Gobierno no podrá sostenerse, a pesar de tener mucho petróleo y poder, pues cada vez pierde más legitimidad en diferentes ámbitos. «Estamos viviendo una transición».
Ventana: «Un compromiso para mejorar las instituciones del país»
Una alianza interesante y enriquecedora fue la que lograron el político Carlos Tablante y el arquitecto y escritor Marcos Tarre, para crear el libro «Estado Delincuente», un texto que denuncia a viva voz la corrupción en Venezuela.
Ya se conocían, pero casualmente se volvieron a ver hace tres años en un foro sobre violencia, delitos, impunidad y donde abordaban la degradación del país y su deterioro desde el punto de vista ético; una realidad que los hizo organizarse para hacer las investigaciones que serían plasmadas en esta impetuosa publicación.
Y así fue, Tarre se encargó del tema del delito y seguridad ciudadana, su especialidad; mientras que Tablante abordó lo más político como la corrupción de capitales, las drogas y las actividades criminales. Este dirigente, quien fue diputado, presidente del extinto Congreso, senador, gobernador del estado Aragua, entre otros cargos, ha publicado otros títulos que hacen eco a la denuncia, entre ellos, uno en 1973 -con Eduardo Casanova- llamado «Sindicato del Crimen», donde reveló la corrupción dentro de la PTJ.
Basándose en su experiencia no siente miedo y sostiene que este nuevo libro es -sin duda- un compromiso de lucha para mejorar las instituciones «para que cumplan cabalmente su misión de estar al servicio de la ciudadanía».
Al mismo tiempo -en un mundo de «novelas policiales»- se encontraba Marcos Tarre, escribiendo relatos de ficción que luego serían desplazados por la realidad del país, cuando se dedica de lleno al tema de la seguridad, sumando ya más de 20 años de experiencia en el área. Ha sido escritor de una columna llamada «No sea usted la próxima víctima», asesor, fundador de cuerpos policiales y también analista del problema de la criminalidad.
Su deseo es que «Estado Delincuente» se convierta en un informe periódico, que se publique una vez al año para abordar lo que esté sucediendo en Venezuela, lo que también le interesa a Sergio Dahbar -editor de El librero- y el periodista y escritor que se encargó de editar este libro, texto que lo llenó de dicha, según él mismo confesó, por la importancia de su contenido para todo el país.
Para Dahbar -quien completa este equipo- hacer libros es su pasión y una vez que se retiró de El Nacional -donde inició su carrera- decidió vivir de lo que le gusta: hacer libros. Fundó su propia empresa y todos los textos que ha editado hasta ahora están relacionados con el periodismo. De niño tuvo su propia biblioteca, convirtiéndose en un asiduo lector, porque «leer es viajar, vivir de otra manera».
Fuente: Notitarde